29 de abril de 2006

Casas

Cuando mis padres se casaron, tengo entendido, se compraron una casa.
O si no, fue por ahí, después, poco después.

La cosa es que tres años después de ese momento, nací yo, el primero de sus hijos.

De esa casa no recuerdo nada.

Después nos mudamos a una casa en la calle Lambaré. Ni idea si es provincia o capital.
Esa si la recuerdo. Cuando mis padres se separaron vivíamos en esa casa. Yo tenía 5 años.

Esa casa la vendieron y cada uno hizo con el dinero que le tocó lo que quiso.
Ninguno compró nuevamente una casa, o un departamentito, nada.

Entonces a partir de allí empecé a sumar hogares. Como pasaba con mi padre tres días de la semana y cuatro con mi madre, se puede considerar que vivía con ambos. A diferencia de otros hijos de padres separados que a veces ni se quedan a dormir en la casa del padre, o llevan una mochila con ropa cada vez que van a pasar un fin de semana.

No.

Nosotros, mis dos hermanos y yo, vivíamos en ambas casas, teníamos ropa, juguetes, una cama para cada uno. Nos íbamos el sábado al mediodía y el lunes mi papá nos llevaba a la escuela. Y después los martes, y en algunas épocas pasó a miércoles, íbamos después de la escuela y al día siguiente mi viejo nos llevaba a la escuela.

Y el resto del tiempo en casa de mi madre.

Pero vuelvo a lo que iba. Al momento de separarse, llevaba dos casas en la lista, una que no recuerdo, y otra en la calle Lambaré. A partir de acá, nombraré las casas en las que viví poniendo el número de orden entre parentesis, ok?

(por una cuestión de orden, nombraré primero las casas en las que vivió mi madre, después las de mi padre y por último las mías)

Ahí voy:

Mi madre se fue a vivir a una casa en la calle Arenales (3) al 1700 (creo), en Florida, Partido de Vicente López.
Tengo algunos recuerdos y anécdotas sobre esa casa (y sobre todoas, claro) pero no voy a contar acá, ya que se haría demasiado largo y tedioso.
De allí pasamos a otra casa en florida también, en la calle Vergara (4), justo en la esquina con Juan B Justo. Habiendo abajo una heladería y enfrente una plaza, no necesito aclarar que estuvo bueno.
A los dos años, masomenos, nos mudamos a otra casa en la calle Arenales(5), al 2500. También en Florida. Allí tuvimos perro, dos. Viviendo en esa casa nació el hijo de madre y su marido. Ahora tiene 15 años.
De allí a Beiró y Laprida (6), en Martelli, Vicente López. Una casa muy chica, con una habitación para cuatro hermanos, una mierda. Nunca debimos haber ido a vivir a ese lugar, pero era lo que se podía pagar.

Al año y medio, ponele, nos fuimos a Jaramillo (7) al 2700, por primera vez a la Capital Federal. A una casa es-pec-ta-cu-lar. Yo tenía 19 años y tenía, por primera vez en la vida, un cuarto exclusivamente mío. Mi hermano, el que me sigue a mi, también tenía cuarto solo, y los otros dós compartían cuarto. Pero además tenía una cocina enorme, líving, patio, terraza, garage... era una locura.

De allí también nos fuimos, claro. Siempre hubo alguna cuestión con la plata, o con los contratos que no nos renovaban, o qué sé yo. Pero siempre nos mudábamos.

Esta vez fue fácil, de la mitad de la cuadra, a la esquina. La mudanza más simple de la historia (de la nuestra al menos).

La casa de la esquina (8) tenía lo suyo. Era la casa abandonada que todos mirábamos de costado, medio con asquito. Y terminamos viviendo ahí. Otra vez teníamos un cuarto multitudinario, al menos esta vez con el más niño en cuarto aparte.

Pero era bastante distinto, porque éramos más grandes, y pasabamos menos tiempo en la casa.
Y por esa época estuvo mi viaje a río gallegos con yanina, mi novia de entonces. Me fui y estuve ocho meses allí, incluso hice completo un año de la carrera del profesorado de letras, aprobé todas las materias y con buenas notas.
En Río Gallegos, Provincia de Santa Cruz (el gobernador era el actual presidente), vivimos en la calle Alberdi (9), en un monoblock, el 8 creo, no recuerdo el piso. Allí vivimos Yanina, su padre, su hermana y yo. Una locura no recomendable.

Al volver volví a la casa de mi madre. La de la esquina. Y al tiempo, no sé cuánto, le alquilé a mi abuela la casa que estaba arriba de la suya. Y allí me fui. En la calle Quintana (10), a dos cuadras de Mosconi, en Lomas del Mirador, Partido de La Matanza.

Hasta ahí el primer capítulo de esta apasionante historia. Si alguno de ustedes fue capaz de leer hasta esta línea, le estoy muy agradecido. Y si además le resultó medianamente interesante, que sepa que todavía falta un poco más.

Por ahora van 10 hogares.

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