7 de febrero de 2006

Uruguay 2

Se hace imprescindible explicar brevemente algunos aspectos destacables de las personas con las que me relacioné en aquellos días.

Diego, amigo desde los 12 años, estaba hacía año y medio viviendo en Montevideo. Allí, a sus 25 años (mi edad en ese entonces también, claro) salía con una mujer de 44. Si, no hay error, llevaba casi 2 años en pareja con Laura, una mujer que casi le doblaba la edad.

Esta mujer tenía dos hijos: una mujer de 23 años y un muchacho de 17.

El joven de 17 estaba terminando 5to año y necesitaba clases de matemática.

A él le empecé a explicar luego de arreglar con su madre (la novia de mi amigo) el precio. Me pagaría $1000 por prepararlo para el examen de diciembre (Pesos uruguayos... tranquilos).

Eso, sumado a lo poco que traía en el bolsillo, alcanzaba para sostenerme unos 20 días.

Juan, uno de los dos pibes con quienes viviría de allí en más, tenía una novia y esa novia también necesitaba clases. Arreglamos 700 por la preparación.

A todo el trabajo educacional, le sumaba el hecho de que había llevado conmigo las herramientas y el alambre y las piedritas, así que también podía hacer aritos y esas cosas y agregar billetes a mis bolsillos.

Así estaba a dos días de llegar. Dinero (me pagaron por adelantado), trabajo, tranquilidad emocional... y poco a poco estaba conociendo gente en una ciudad donde conocía a una sola persona.

Me había llevado, vale decirlo, TODAS mis cosas. Libros, compacts, hojas y hojas manuscritas, ropa, etc, etc. Lo que no había llevado era muebles, claro, pero la idea básica era ya no volver´a Buenos Aires más que de visita.

Estábamos a principios de noviembre.

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